La Oficina Federal de Inmigración y Refugiados de Alemania (BAMF) decide cuáles de los millones de migrantes que llegan a Alemania podrán quedarse. Debido a que todos los solicitantes de asilo son entrevistados por este organismo, el gobierno alemán ha pedido mejoras sistémicas para asegurarse de que el proceso sea eficiente y compasivo. En respuesta a una protesta masiva de los nacionalistas alemanes, el gobierno también ha tomado medidas enérgicas contra el fraude, capacitando a los empleados del gobierno como detectores humanos de mentiras. Al mismo tiempo, en el laboratorio de tecnología de la sede de la BAMF en Nuremberg, los ingenieros han desarrollado nuevas técnicas para evaluar a los solicitantes de asilo, como el reconocimiento facial y el software de identificación de idioma nativo (Wood, 2018).
Es imposible saber si las nuevas técnicas y procedimientos de la BAMF han dado resultados precisos: después de que los casos son adjudicados, los falsos demandantes no suelen informar al gobierno. Sin embargo, la BAMF sigue confiando en que sus nuevos métodos han mejorado la precisión de sus decisiones (Wood, 2018).
