El auge de la energía renovable y el dinámico comercio de la energía eléctrica en los mercados europeos ha llevado a Alemania a recurrir a los algoritmos para gestionar su infraestructura energética. Sistemas automatizados en forma de sistemas SCADA (Supervisory Control and Data Acquisition) han traído una alimentación más regular, el control de la electricidad descentralizada, y una mayor resistencia al suministro de energía. Estos sistemas utilizan el machine learning y el análisis de datos para vigilar y evitar los fallos de suministro y mitigar las fluctuaciones de la energía (ibíd.). Desafortunadamente, los sistemas también traen consigo algunos costos, a saber, la privacidad y la seguridad. Los expertos gubernamentales sostienen que los nuevos sistemas inteligentes son más susceptibles a los ataques cibernéticos (ibíd.). Esto constituye una grave preocupación dada la posición de la red de energía como una pieza fundamental de la infraestructura nacional. Los grupos de defensa señalan que los sistemas automatizados también permiten capacidades de vigilancia dentro de las casas.
