¿Cuál es el uso de la IA y los algoritmos en la salud? 

En los últimos años, la IA se ha aplicado ampliamente en el sector médico. ¿Quieres saber dónde y cómo se aplica?

 

 

Estas tecnologías ofrecen múltiples opciones que ayudan al desarrollo de soluciones médicas y consolidación en la automatización de ciertos procesos.

 Por ejemplo, se emplean en la búsqueda de tratamientos personalizados para cada paciente con el fin de reducir costes y aumentar su eficacia. Para conseguirlo, trabaja a través de datos anonimizados para simular la respuesta del paciente a diferentes tratamientos. Los algoritmos se entrenan a través de estos datos para poder encontrar qué tipo de tratamiento funciona mejor para cada tipo de paciente según su éxito en el histórico de datos. Esta tecnología ya se implementa en varias áreas como, por ejemplo, la oncología.

La IA y el aprendizaje automático (también conocido como machine learning) también se utilizan para ayudar a realizar diagnósticos. Se aplica ampliamente, por ejemplo, cuando se analizan imágenes para detectar o descartar patologías como el cáncer de mama o de piel. De esta forma, la IA se utiliza para facilitar las tareas rutinarias y el trabajo del personal médico, de modo que dispongan de más tiempo para atender a sus pacientes en otros aspectos.

 Estas tecnologías también son de gran utilidad en medicina preventiva con el objetivo de predecir el riesgo de desarrollo de enfermedades y aplicar soluciones antes de que aparezcan definitivamente. En este caso, uno de los ejemplos más comunes es el uso contra la diabetes, donde los antecedentes familiares y el estilo de vida son determinantes.

La optimización es una de las mayores ventajas de la IA y una de las razones por las se implementa su uso en hospitales. Es útil para organizar la ocupación de camas, programar el uso de quirófanos o anticipar la necesidad de personal sanitario, por ejemplo. A través de datos históricos, es posible realizar predicciones basadas en el pasado sobre si en algún momento del año es probable que la ocupación sea mayor, en qué área es posible que suceda o prever cuánto tiempo llevará ingresar a un paciente, facilitando así la planificación.

Por último, la tecnología permite avanzar en las técnicas clínicas y aumentar el desarrollo de la investigación. En este sentido, las empresas farmacéuticas la aplican en la creación de nuevos fármacos y para descubrir la relación y efecto entre los compuestos químicos y diferentes enfermedades.

Estas tecnologías tienen, como vemos, un potencial indiscutible para que la ciencia médica avance. Generan ilusión y expectativas, y tenemos que asegurar que también generen confianza, tanto en los pacientes como en el personal que las emplea.

En el caso reciente de las vacunas para el SARS-CoV-2 observamos cómo, a pesar de que tenían a todo el planeta en espera, pasaron por los mismos procesos de ensayos y garantías que todas las demás. En Eticas creemos firmemente que, de manera similar, los avances tecnológicos han de generar confianza y para ello es imprescindible que se sometan a garantías y controles que aseguren el uso adecuado de los datos personales, la no existencia de sesgos y discriminaciones y la transparencia y explicabilidad de su funcionamiento.